Historias cortas de metro y bus.

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Te encuentro metida en la mitad de todo lo que soy: alma y corazón.

Estás, esa es la palabra que hoy te hace más.

Sos y siempre serás lo que me lleva a recordar, acrecentar lo que me llena y me deja volar,

aún sin pertenecernos, aún sin vernos, sos eso que se queda y siempre está: vos estás,

estás en mi, como si fueras la esencia de mis pensamientos.

A ella, que sabe que es ella y siempre será ella en mi.

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A veces pienso que la palabra devenir es un sinónimo de la palabra divagar.
No existe un buen devenir si no existe un buen divagar, no para un corazón con alas de querubín rebelde que como relámpago viene y va, no para un corazón que busca un buen lugar para posarse sin miedos mientras elige el próximo lugar para divagar en busca de su soñado devenir.

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Siento lastima por las mujeres que sienten envidia porque el macho de la esquina, el macho de la camioneta, el macho del mercado o el macho amigo del mejor amigo de su amigo macho no la miró ni le dijo "Qué rico" a ella, sino a su amiga...
Siento mucha lastima, deberían sentirse afortunadas de que no las vean, ni perciban siempre como un pedazo de carne fresca para la hipoglucemia genital de todos esos "machos".

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Los días brillan para cada persona de acuerdo a lo que disfrute cada una.
Para mí, los días brillantes son esos donde aún sin luz, mis palabras encuentran su espacio en los renglones de mi libreta.